Luminotecnia N 132
El día 30 de julio del año 1966, en la ciudad de Córdoba, en oportunidad de las II Jornadas Argentinas de Luminotecnia, un grupo de entusiastas de esta ciencia, liderados por Herberto C. Bühler, decidieron materializar la creación de una asociación civil sin fines de lucro, AADL, cuyos objetivos serían, a grandes rasgos:
Estimular el estudio de los problemas de la iluminación, difundir los resultados y propiciar su enseñanza en todos sus niveles.
Editar y difundir publicaciones de la especialidad y promover el intercambio.
Crear laboratorios y realizar estudios que puedan servir para recomendaciones, código de práctica y normas.
Promover conducta ética profesional.
La creación de la AADL transformaría en pocos años la forma de diseñar y calcular las instalaciones de luz en Argentina, realizada por entonces por profesionales con escasa formación, con métodos elementales, pues la enseñanza de la luminotecnia estaba ausente en las escuelas de arquitectura e ingeniería argentinas. Poco tiempo después de su fundación, la AADL celebraría el convenio con IRAM, lo cual daría lugar a la propuesta por parte de nuestra Asociación de un cuerpo de normas de luminotecnia que llevan la sigla IRAM-AADL. Los cursos sobre alumbrado público y sobre cálculo de alumbrado de interiores se multiplicarían a lo largo y ancho del país, marcando un punto de inflexión. Se crearían los laboratorios fotométricos de la Universidad Nacional de Tucumán, el INTI y el del CIS en La Plata. La industria no podía eludir esta nueva realidad; lámparas y luminarias se debían ensayar en laboratorios para poder ofrecer a los diseñadores información normalizada que le permitiera un diseño racional y con métodos probados de cálculo. El nivel alcanzado en Argentina era comparable al de un país desarrollado.
A diferencia de la mayoría de países, donde los Estados debieron realizar un gran esfuerzo económico para el desarrollo de esta ciencia, la Nación Argentina recibió parte de todo este avance de una asociación civil sin ánimo de lucro. No hubo ni prerrogativas de la ley, ni prebendas, ni subsidios, ni reconocimiento alguno por parte del Estado argentino a esa ingente y desinteresada labor, realizada por profesionales que generosamente aportaron y aportan todo lo que saben a la sociedad. Mientras nos desvela y decepciona un mundo de inútiles celebraciones, de inmerecidos elogios y exaltaciones, de dudosas prerrogativas y canonjías que se repartieron por doquier sin ninguna utilidad pública, la supervivencia esforzada por 50 años de nuestra AADL y de otras organizaciones similares de la sociedad civil, debería hacernos pensar que otra Argentina es posible. Esto debe celebrarse.
Dr. Ing. Leonardo Assaf
Vicepresidente de AADL
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